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Monday, October 29, 2007


Desde mi trinchera liberal: Rajoy, demasiada cobardía.


Al contrario de lo que suele ocurrirle a la izquierda española, la derecha nacional normalmente se equivoca cuando rectifica, templa gaitas y matiza sus declaraciones desde el acomplejamiento y sus demonios.


Muy poco tiempo ha tardado Don Mariano Rajoy en decir ecologismo y cambio climático donde dije sectarismo castatrofista y falsas teorías impositivas. Descorazona comprobar la rapidez de Rajoy en buscar la absolución de sus pecados, la redención por la nueva religión ecoteísta, de verde y santurrona fachada.


Muchos esperábamos más de usted, Don Mariano. Podría, desde luego, haber explicado de manera breve pero emjundiosa que el programa del Partido Popular tiene como uno de sus ejes la defensa del medio ambiente. Pero que, precisamente por eso, la obligación de usted es desenmacarar a los falsos profetas de las causas verdes, mucho más preocupados en imponer su ideología, cercenar libertades y engordar su billetera que en mantener un debate científico riguroso y beneficioso para la humanidad. Podría habernos alertado usted de los intentos ecológicos de meternos el miedo en el cuerpo con el objetivo de ir creando rebaños temerosos, prietos y manipulables. Podría haber hecho de la cuestión medioambiental, alta política de oro y fino. Podría haber inoculado en el torrente sanguíneo de la sociedad un debate sereno, enriquecedor y de diferente color al que nos viene impuesto. Lástima. Talento no le falta pero miedo le sobra, para regocijo de las izquierdas. Hizo y deshizo en un santiamén, y ahí fulminó el debate y se cubrió de desprestigio.


La próxima vez, Don Mariano, sea más rebelde e incorrecto. Enciéndase un buen habano, caliente el micrófono a gusto y escandalice a esta nueva generación de hombres que buscan la inmortalidad en laboratorios, pechugas de pavo sanissímas y corporaciones dermoestéticas. Que quieren salvar el planeta eliminando inquilinos. Somos legión los condenados que vemos en la vida y la libertad dos valores absolutos frente a quien sea. Represéntenos.

Monday, October 15, 2007


Desde mi trinchera liberal: El Al Gorero climático.


And the Nobel goes to Al Gore. Anteriormente, el Oscar went to su indocumental "Una verdad incómoda". Para descrédito, el que empieza a atufar en estos premios, considerados ya una pata más de lo políticamente correcto, insoportable y sectario.


El premio nobel ha recaído en Al Gore y el panel intergubernamental contra el Cambio Climático., engendro de burócratas de la ONU. Comparten dos características: el discurso apocalíptico y su apego a la billetera. Mucho más que la brillantez científica.


Al Gore pretende convertir a la Ciencia en un apéndice de su propia forma de hacer política. Su doctrina tiene que ver mucho más con el sentimiento que con el análisis sereno de los hechos. No les interesa la defensa del medio ambiente más allá de lo que pueda significar rédito electoral, posicionamiento en el tablero de juego y, en definitiva, control de las conciencias. El discurso del miedo, del catastrofismo a largo plazo, tiene mucho que ver con esta tendencia. La verdadera libertad del ser humano no puede estar basada ni en el temor ni en un sentimiento de culpabilidad. Y estos sentimientos son los que pretenden, precisamente, exacerbar esta secta de políticos de verde fachada e ideología impositiva. Un rebaño atemorizado es siempre manipulable y bien dispuesto para aflojarse el bolsillo. Al Gore quiere ganarse, micrófono en mano, lo que las urnas le negaron.


No deja de ser un sarcasmo que Al Gore, que vive en una mansión de 20 habitaciones, 8 cuartos de baño, y cuya factura de electricidad supera los 20.000 dólares anuales, se dedique a aleccionarnos sobre el ahorro energético. Así cualquiera es anti-sistema.


Si algún atisbo de duda nos quedara, un juez del tribunal superior de Inglaterra, acaba de sentenciar que en el documental "Una verdad incómoda", hay afirmaciones "alarmistas y exageradas", que la "visión apocalíptica" del filme es políticamente partidista, que no es un análisis imparcial de la ciencia del cambio climático, y que contiene nueve errores importantes. Por todo ello el magistrado se pregunta si el documental realmente debería mostrarse a los escolares.


Si queremos un debate científico serio, honrado, y provechoso para toda la humanidad, debemos preservarlo de la contaminación política. Lo que menos necesitamos es políticos jugando a ser científicos de fin de semana.


Tuesday, September 25, 2007


Desde mi trinchera liberal: El calentamiento global II.


La frase es de Richard Lindzen, del Instituto Tecnológico de Massachussets : " “el calentamiento global no se reduce a un solo factor sino a cientos. Y la acción humana apenas si deja huella. La mayoría de los científicos no son alarmistas. En el fondo, parece que lo importante no es lo que digan los científicos, sino lo que digan los políticos y los ecologistas”.


Existe una tendencia muy clara en algunos políticos de convertir la ciencia en un apéndice de su propia ideología. No les interesa la defensa del medio ambiente más allá de lo que se pueda significar rédito electoral, posicionamiento en el tablero de juego y, en definitiva, control de las conciencias de los súbditos. El discurso del miedo, del catastrofismo a largo plazo, tiene mucho que ver con esta tendencia. La verdadera libertad del ser humano no puede estar basada ni en el temor ni en un sentimiento de culpabilidad. Y estos sentimientos son los que pretenden, precisamente, exacerbar esta secta de políticos de verde fachada e ideología impositiva. Un rebaño atemorizado es siempre manipulable y bien dispuesto para aflojarse el bolsillo.


Para endosar al ser humano la responsabilidad de un supuesto calentamiento global de consecuencias dramáticas, es necesario demostrar científicamente que dicho calentamiento es causa directa de la actividad humana. Que el cambio climático, tiene una génesis antropogénica. Sin embargo, no existe prueba científica alguna de esta relación causa-efecto. Gran parte de esta teoría del calentamiento global con origen en la actividad humana se debió al informe llamado del bastón de Hockey, publicado por el científico Mann. Según este informe, la temperatura del planeta presentaría una imagen similar a la de un palo de hockey: Plana durante siglos con un abrupta elevación en este último siglo. La explicación para estos científicos es clara: la contaminación, consecuencia del desarrollo industrial, es la causante de este súbito incremento en las temperaturas del planeta.


Hoy en día, científicamente, el informe del bastón de Hockey, carece de validez. Está demostrado que hubo períodos anteriores al nuestro más cálidos, lo cual es imposible de achacar al ser humano. La configuración de la temperatura se debe a multitud de factores, y el factor humano es quizá uno más. Pero, y en eso coinciden bastantes científicos, hasta cierto punto, irrelevante. Aún más: este calentamiento resultó, en términos generales, beneficioso para la humanidad.


Otro dato: el año más cálido en Estados Unidos es 1934. No parece tampoco posible achacarlo a la actividad humana. Si fuera el hombre el causante del ascenso en las temperaturas, dicho ascenso tendría que ocurrir en períodos de mucha más actividad industrial. Han conseguido calentar es la retórica. Lo necesitan para ir tejiendo el tapiz de su ideología mientras ingresan suculentos cheques.


Uno de los mayores representantes de este dibujo apocalíptico de Manhattans navegables y planeta recocido es el Panel Intergubernamental contra el Cambio Climático. Para este organismo, creado por burócratas de la ONU, prevenir el calentamiento global tiene un coste anual de 200.000 mil millones de dólares. Con mucho menos presupuesto, podrían haber dotado a países pobres como Sri Lanka o Thailandia de aparatos que detectaran el Tsunami que devastó esos países y causó miles de muertos. Una tremenda incongruencia. Apuestan por la felicidad del hombre a largo plazo y convierten el presente en una tumba para miles de personas.


En temas actuales de debate, como la biodiversidad y las especies amenzadas, el mito de la superpoblación del planeta e incluso el calentamiento global están fuertemente contaminados por este tipo de sectarismo ideológico. Aclararlos de manera positiva implicaría una honradez intelectual que no están dispuestos a aceptar. Porque lo que menos les importa es el medio ambiente. Su anhelo es el de siempre: Controlar las conciencias y amputar nuestra libertad.




Thursday, August 30, 2007


Desde mi trinchera liberal: El Calentamiento Global.




Cuenta el doctor David Deming, de la Universidad de Oklahoma, ly crítico con la versión del calentamiento global que nos quieren imponer como oficial, la siguiente entrevista que mantuvo con un periodista de la revista Science:




¿Quiere usted decir que el calentamiento climático experimentado en Norteamérica pudo haber sido debido a causas naturales? - Preguntó el periodista.


Sí- Contestó el Doctor Deming.


Bien. En ese caso me temo que no tenemos reportaje. La gente sólo quiere saber si el calentamiento ha sido causado por la actividad humana. Adios. Concluyó el periodista.




Poco tiempo antes a esta entrevista, Deming había publicado un artículo en Science que finalizaba con la siguiente afirmación:




" la relación entre causa y efecto y las actividades del hombre y el calentamiento climático no pueden demostrarse más que de forma ambigua en la actualidad".




Existe una tendencia del ecologismo, o, más bien, de un ecologismo subvencionado que disfraza ideologías políticas radicales, que consiste en mantener una excesiva criminalización del hombre por su supuesta agresión al medio ambiente. Es un pretexto para seguir haciendo rodar en la historia la dialéctica anti-sistema. El Tratado de Kyoto, por ejemplo, tuvo como diana principal a Estados Unidos, planteando a este país unas exigencias directamente inasumibles El tratado, en gran medida, fue inspirado por un sentimiento anti-americano.


En realidad, donde menos quieren centrar el debate este tipo de ecologistas es en el carácter científico de sus afirmaciones. Prefieren ubicarlo en el marketing ideológico, en la leyenda mediática y en el catastrofismo a largo plazo. Nada atenaza más a las conciencias que el miedo al futuro. Planteando alarmismos injustificados, de dudosa base científica, consiguen dos objetivos inmediatos: dinero y control social. La ventaja de jugar con el miedo humano es precisamente que toca fibras irracionales en detrimento de las comprobaciones científicas. Crear el miedo es cuestión de marketing. El pánico es la mejor forma de mantener prieto el rebaño. La meterología no es una ciencia exacta. No sabemos si mañana tendremos que coger el paraguas o no y sin embargo, pretenden establecer un pronóstico de dramático escenario a cien años vista.
La inflación de catastrofismo no es algo nuevo en la historia de la Ciencia. Por ejemplo, hace 30 años, y en plena resurrección interesada de las teorías malthusinas de superpoblación, un eminente biólogo, Paul Ehrlich, profetizó que iban a morir millones de norteamericanos de hambre por la inexistencia de recursos debido a la superpoblación. Hoy en día, los americanos, como los ciudadanos de cualquier sociedad opulenta, mueren de obesidad o anorexia. Pero, ciertamente, no de falta de alimentos.







Lo que en realidad se está calentando es, pues, la retórica, más que el planeta. Hoy en día, cualquier desastre natural tiene su origen, para estos ecologistas, en el calentamiento global, así como cualquier anomalía climática. Y es un mensaje que va calando. Pero, ¿Cuál es la base científica entre calentamiento global y acción humana? Lo dejaremos para otra ocasión. Por el momento, baste con señalar que gran parte de esta teoría ecologista tiene su origen en el informe del "Bastón de Hockey", publicado en 1998 por el climatólogo Michael Mann. Un informe que hoy carece de cualquier validez científica. Ahora, es el turno de los políticos oportunistas tipo Al Gore. La ciencia está de funeral.

Saturday, August 11, 2007


Desde mi trinchera liberal: Ecologismo criminal.


Ha transcendido a la prensa la siguiente noticia: Las presiones de grupos ecologistas fanáticos están detrás de dos casos de sucidio de agricultures franceses. En uno de ellos, junto a su cuerpo encontraron una planta de maiz y un folleto.


El folleto convocaba a un pic-nic anti transgénicos en su propiedad.



El ecologismo hoy en día tiene un dictado esencialmente ideológico, de índole anti.sistema, El ecologismo es una simple excusa para reinstaurar ideologías de corte marxista, y, en consecuencia, profundamente enemigas del hombre. Basta con ver en qué espectro político se mueven los llamados verdes.


No es una hipérbole. Uno de los co-fundadores de Greenpeace y hoy muy crítico con su gestión, Patrick Moore, contó lo siguiente en una entrevista publicada por la revista New Scientist en 1999.


Pregunta: ¿Por qué se ha deteriorado tanto el movimiento ecologista?
Respuesta: El movimiento ecologista abandonó la ciencia y la lógica a mediados de los años 80, precisamente cuando una gran parte de la sociedad empezó a adoptar temas más razonables en el campo del medioambiente. Esto se debió a que muchos ecologistas no supieron hacer la transición de la confrontación al consenso, y no lograron salirse del campo de la política de enfrentamiento. Esto se aplica de forma especial a los activistas políticos que estaban utilizando la retórica ecologista para tapar unas actividades que tenían más que ver con una guerra de clases y de anticorporativismo que con la ciencia actual del medio ambiente. Para mantener ese papel de adversarios, esas gentes tuvieron que adoptar, cada vez m.as, posiciones extrenas, ya que todas las que se mostraban razonables estaban siendo aceptadas.


El pàrrafo no tiene desperdicio. La utilización de la bandera verde por infiltrados activistas de la izquierda es de sobra conocida. Un amigo mio llama a los ecologistas las sandías. Verdes por fuera y rojos por dentro.

En temas actuales de debate, como la biodiversidad y las especies amenzadas, el mito de la superpoblación del planeta e incluso el calentamiento global están fuertemente contaminados por este tipo de sectarismo ideológico. Aclararlos de manera positiva implicaría una honradez intelectual que no están dispuestos a aceptar. Porque lo que menos les importa es el medio ambiente. Su anhelo es el de siempre: Controlar las conciencias y amputar nuestra libertad.