Desde mi trinchera liberal: qué colocón.

Pienso cada vez más a menudo que el votante socialista español requiere un tratado serio de antropología. Es una especie única en el mundo y habría que estudiarla. No ha pasado una semana de las elecciones europeas y ya nos sube el gobierno cigarrillos y carburos. Nos dice que el túnel de la recesión es más largo y ancho que lo previsto. Alcancermos, dice el gobierno, el 19% de paro. Vamos camino del pleno (des)empleo en España, promesa socialista cumplida.

Estoy convencido de que si hubiera elecciones el próximo domingo, votarían los mismos millones de ojos críticos a Zapatero. O quizá no, y por eso el gobierno pinta angelitos negros al pasar la esquina electoral. Tengo un amigo que dice que los socialistas son expertos en el marketing de la verdad postargada. Quiere decir, básicamente, que reconocen los hechos veinte pueblos después y en terreno neutral.

Algo me dice que las cifras de paro en septiembre, y así hasta final de año salvando, quizá, la campaña de Navidad, van a ser catastróficos. Y el gobierno reconocerá seis meses después de que efectivamente, los datos fueron catastróficos, pero mañana serán mejores. Sindicatos y empresarios seguirán apalancados en su género de convidados felices y se sumarán al oficialismo vigente. Ya tenemos el guión completo y Argentina cada vez más cerca.

Ya no quedan brotes verdes. Se los han fumado en el último consejo de ministros y andan de colocón. Quizá debamos imitarlos.