Sunday, January 06, 2008


Desde mi trinchera liberal: Cuando la ciencia es dogma.

Durante la presentación en la Casa Blanca de la secuencia del ADN humano, el entonces presidente americano Clinton declaró lo siguiente: "Hoy estamos aprendiendo el lenguaje con el que Dios creó la vida. Estamos llenándonos aún más de asombro por la complejidad, la belleza y la maravilla del más divino y sagrado regalo de Dios".

Al científico responsable del Proyecto Internacional Genoma humano, que tras años de arduo trabajo había conseguido la secuencialización del Genoma humano, Francis Collins, no sólo le pareció bien esta declaración de Clinton, sino que aún la embelleció:

"Es un día feliz para el mundo. Me llena de humildad, de sobrecogimiento, el darme cuenta que hemos echado el primer vistazo a nuestro propio libro de instrucciones, que previamente sólo Dios conocía".

Algunos sectores científicos y políticos, se esfuerzan en delimitar los campos entre la ciencia y la fe como excluyentes, cuando no aluden expresamente al ateísmo militante. Es el caso, por ejemplo, del científico Richard Dawkins, cuando declara:

"La fe es una gran evasión, una gran excusa para evadir la necesidad de pensar y evaluar la evidencia. La fe es creer a pesar de la falta de evidencia, o quizá debido a la falta de ella...la fe, siendo una creencia que no se basa en la evidencia, es el principal vicio de cualquier religión". La postura de Dawkins es tan tajante, tan irreflexiva, tan embadurnada de fanatismo, que llega al punto de no asistir a debates en los que estén presentes científicos creyentes.

Sin embargo, Dawkins olvida una cosa. La mayor parte de la física teórica de los últimos 30 años se basan en supuestas teorías desprovistas de evidencia científica. El propio párrafo que Dawkins presenta para revolverse contra la religión, lo podría llevar al campo de la física, donde hoy por hoy, hay mucho más dogma que verdad comprobada desde la experimentación.. Mucha más conjetura, que base empírica. Y con un matiz decisivo: la fe es parte integral de la religión, mientras que en cuestiones de ciencia, la fe en creencias científicas se convierte en vicio. No es aceptable. Lo propio de la ciencia es la demostración.

Tomemos por ejemplo el caso de la llamativa Teoría de las Supercuerdas. Una teoría que podía ser denominada de la Gran unificación, pues uniría lo grande y lo pequeño, la gravedad y las particulas elementales, mediante la audaz idea de que el mundo contiene muchas más dimensiones que todavía no hemos visto, ni descubierto, y muchas más partículas de las que conocemos. ¿Y dónde queda esto? ¿En el ámbito de la certeza? ¿En la solidez de una teoría comprobada, y bien armada? ¿En una teoría de formulación finita? No. Más bien, en el terreno de la especulación, la conjetura, y el deseo. No hay base. ¿No es esto una forma de "fe" viciada?

Y sin embargo, es una teoría inexcusable para el mundo académico. Muchos físicos, que no creen en la teoría, se ven obligados a trabajar en ella si quieren conseguir cátedra, al menos en Estados Unidos. Una uniformidad científica que va contra la propia esencia de la ciencia y su dignidad.

3 comments:

cartapacio.liberal said...

Estos días he leído, en mis ratos libres entre meditación y meditación, una obra de Chesterton que trata de la biografía de Santo Tomás de Aquino. En un momento determinado comenta que sus amigos deterministas Shaw y un clérigo de Londres sobre lo absurdo de la creación en el tiempo. Sostenían esos señores que no necesitaban a Dios, que el mundo se sostiene eternamente sin principio ni fin y sin necesidad de nadie. Pero llegaron los científicos y encontraron el big bang y les mostraron que el mundo "parece que ha tenido un comienzo" pero lo que sí que tiene clara es una fecha de caducidad. Ante ese cataclismo, científicos que afirmaban el principio de esa "eterna materia" se encuentra la figura de Santo Tomás, que en su humildad decía: "Dios ha creado el mundo, porque el mundo es contingente, no se sustenta a sí mismo; pero esa creación pudo tener o no un principio ya que Dios, su creador no tiene principio... pero creo que tiene principio porque así Dios lo ha revelado... y lo mismo que tiene un fin... pero es una creación completa, divina, que no tiene por qué terminar por decadencia". En el fondo esos señores confunden "eternidad material" con "auto-existencia". El famoso clérigo de Londres cayó en un lamento... ¿por qué Dios va a tenerse que entretener con un mundo finito, pudiendo haberlo creado y luego olvidarse del mismo? No cae en la cuenta de que la creación no está en contradicción con la ciencia ni nunca lo estará. Santo Tomás afirmaba que la verdad humana es participación de la divina. Lo cierto para la ciencia es cierto para Dios, pero la hipótesis de la ciencia, por muy segura que nos parezca, sólo es hipótesis para la ciencia... queda en suspenso su verdad hasta que la demostración sea segura. Hipótesis científicas: la evolución, el big bang... verdades científicas: el final seguro de nuestro planeta tierra.
Así pues, si fuesemos algo más tomistas seríamos algo más humildes y mucho mejores científicos.

frid

finig said...

Mi opinión personal es que algunos científicos, y hasta cierto punto, muy involucrados en la Ciencia academicista y oficial, utilizan estas "teorías", de rimbobante nombre y meta, como la Teoria Unificada del Todo, Teoría de las Supercuerdas, o teoría de la unificación de la gravedad cuántica, son formas encubiertas de exceder a la propia ciencia, de una deificación de la ciencia que lleve a hader de Dios una hipótesis prescindible. Como si la ciencia tuviese la capacidad de explicarlo tod, y todo pudiese formularse desde su autoridad. En defintiva, la muerte de Dios en el nombre de la ciencia.
Pero ¿Qué ocurre? Que estas teoriás, de la gran unificación general, o de las supercuerdas, etc, no tienen ´base empírica hoy, pero parece conveniente para algunos científicos mantenerlas en el candelero como una forma de utopía. Porque son ideas interesadas, ideológicamente viciadas y sesgadas. Pero indemostrables hasta la fecha. Parecen radicar en el deseo más que en otra realidad. Por decirlo de otra forma: para mí hace falta más fe para creer en la teoria de las supercuerdas, que en Dios. Pero claro, no son niveles equiparables. La fe no puede ser una herramienta para asentar conjeturas científicas.

Jose said...

Más asombro cabe si tenemos en cuenta que el número de genes es mucho menor que el que se pensaba; por tanto el mecanismo para secuenciar tanta inmensa cantidad de proteínas es increíblemente complejo. Por eso se habla ahora de proteoma y no de genoma