Saturday, September 23, 2006

Tírenle cacahuetes a este ratoncito achimpancenado, el doctor Peter Singer. El profesor de bioética de la Universidad de Princeton, Peter Singer, es también uno de los cofundadores del Proyecto Gran Simio. Dicen las malas lenguas que este proyecto es muy del agrado de nuestro accidental presidente Zapatero. Ya ven, entre simios anda el juego.
Lo primero que me sorprende de este siniestro ratoncito Singer es como es posible que un licenciado en Historia y Filosofía por la Universidad de Melbourne, Australia, llegue a convertirse en profesor nada menos que de bioética en la Universidad de Princeton. No sé, lo veo como si un fontanero arreglase enchufes u hornease madalenas...algo ajeno a su formación. Supongo que el cargo fue conseguido por uno de esos oscuros pasajes de imposición progre que de vez en cuando ocurren para desgracia de todos. Porque poner a Robert Singer como profesor de bioética, es como poner a un pirómano en un retén de incendios. Un contrasentido trágico. Entre otras perlas, este ratoncito gorilaceo de gestos amables y corteses, dice en su libro Etica Práctica, que matar un niño incapacitado no es el equivalente de matar a una persona. Ya veis, hay gente que aun quiere resucitar la eugenesis nazi, con la diferencia que encima se permiten pontificar como si fuesen maestros en la ética. Otra perla de este ratoncito malévolo: "Desde la perspectiva utilitarista, es apropiado conceder los derechos en concordancia con la capacidad cognoscitiva, con las habilidades mentales y emocionales. Y, desde ese punto de vista, el simio es superior y merece más derechos que un embrión humano"
Lo que es usted, señor Singer, es un diablo envuelto en gestos educados y sonrisa beatifica. Mientras quiere otorgar derechos a sus parientes los chimpances, quiere despojar a los embriones humanos, incluso a cualquier persona con discapacidad, de los derechos inalienables que tienen. Usted es un ratoncito nazi. Usted quiere jugar a ser Dios y decidir sobre la vida de las personas.
Como católicos, tenemos que combatir con todos nuestros medios posibles, a esta plaga de ratoncitos devastadores. Pero además, luchar sin tregua. Me pregunto: ¿No es posible que algún familiar de personas con discapacidad se querelle contra este monicaco?

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