Sunday, April 27, 2008


Cierre de Smopyc 2008.

Si atendemos a las crónicas de los medios de comunicación aragoneses más establecidos, la prueba se ha superado con éxito: 100.000 visitantes y más de 2000 expositores de los cinco continentes. Pero ¿Ha cumplido esta feria las expectativas de negocio?

Yo creo que no. Es más. Estoy seguro de que no. Y aquí hay colisión con la crónica de otros medios, mucho más rosácea y voluntarista, de comerciales que no dan abasto en los stands y buenas sensaciones. Quizá estos periodistas no pisaron la feria y lanzaron sus crónicas al vuelo como quien lanza un deseo, o un discurso aprendido, verdadero o no tanto, es lo de menos. Al fin y al cabo, son parte interesada en el tinglado. Hacem buena aquella frase de Balzac: "El periódico es una tienda en que se venden al público las palabras del mismo color que las quiere."


Yo no ví casi negocio y mucho menos buenas sensaciones. Conozco bien Smopyc, he asistido varios años a esta feria como expositor´, y nunca había visto los stands tan desangelados como en esta edición. Los comerciales charlaban formando corros o jugaban en parejas al tenis en la Wii, algo impensable en años anteriores. Todos los clientes y amigos que visité me lo confirmaron. Negocio muy escaso y casi todo mediante alquiler. De soltar el talonario, nada de nada. Ni siquiera las cafeterías estaban llenas. No tuve problemas en comer, sin esperas, en los restaurantes de la Feria, cuando en ediciones anteriores eso era misión imposible. No esta vez. O la gente tiraba de bocadillo o se celebraron muchas menos comidas de negocios. Alegría cero.

Me viene ahora a la cabeza el artículo que el otro día escribió José Cepero en este mismo medio, sobre hoteles de cinco estrellas que no eran capaces de vestir a sus empleados con un uniforme digno. Tuve que buscar habitaciones a tres extranjeros que venían a visitar la Feria. Al final, sólo encontramos alojamiento en un hotel de cinco estrellas de Zaragoza, y gracias al trato de cierta preferencia que nos da la agencia de viajes con la que trabajamos. Tres habitaciones que salían a 268 euros por persona y día, más el IVA correspondiente. El hotel incluía un servicio de autobuses que salía a diferentes horas desde el mismo hotel a la feria. Fuimos a coger el de las 10.30 de la mañana. Llegó media hora tarde, por lo que tuvimos que esperar en la fila un buen rato bajo un sol de justicia. No sólo eso. Llegó tarde y fue a aparcar no en el comienzo de la fila, sino al final. Es decir, que se adelantó eso de que los últimos serán los primeros, y así fue, con el consiguiente revuelo. Nosotros, que quedábamos en el medio de la fila, tuvimos suerte. Se abrió la puerta del medio y saltamos adentro. Salvados. Resulta bochornoso que un hotel que abusa de sus tarifas con motivo de la Feria, depare este maltrato a sus huéspedes. Que el autobús llegue tarde, que aparque mal y que no haya nadie del hotel organizando la fila, y evitando el gran lío. Una imagen patética. No me extraña que nos represente el del chiki-chiki. Es lo que somos. O empezamos a cuidar los detalles o vamos a perpetuar nuestra imagen de país informal.

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