Friday, April 04, 2008


Desde mi trinchera liberal: ¿Escasean los alimentos?

En 1996, el Doctor en derecho y economía Jean Ziegler, relator especial de la ONU para el Derecho a la Alimentación, afirmó que la producción actual de alimentos en aquel año podría dar de comer a 12.000 millones de personas, el doble de la población mundial en ese momento. Algo similar ocurre hoy en día.

Es decir, que el problema no es el hombre. Aquí no sobramos nadie, hay recursos y producción alimentaria para todos. Esto entra en contradicción con algunas tesis oportunistas, con fonda en el alarmismo, que siempre encuentran una razón para culpar al hombre de todo. Siempre les sobra gente. Naturalmente, nunca sobran ellos mismos. Ya decidirán, a su arbitiro, quiénes son los prescindibles.

Y sin embargo, actualmente nos vienen con la media verdad de que los alimentos básicos se encarecen espectacularmente por la escasez de los mismos, por puro desiquilibrio en la ley de la oferta y la demanda. Para explicar esta descompensación, aluden a diferentes causas: la utilización de los cereales en la producción de biodiesel, un incrmento exponencial en el consumo de los habitantes de los países llamados emergentes y periodos de sequía, por citar los más manidos. Sin embargo, no son estas las razones fundamentales, aunque tengan su incidencia reducida. La causa del problema es la especulación. Simple y llanamente. Ni siquiera hay escasez.

La producción mundial de cereales en el 2007 fue la mayor de toda la historia. Sin embargo, los precios se han disparado. ¿Es la producción insuficiente? Ciertamente, no. Lo que se ha hecho por parte de las grandes multinacionales es liquidar los stocks de cereal de temporadas anteriores a precios desorbitados. Hoy el consumo marca máximos históricos y los stocks, en cambio, mínimos históricos. Un negocio redondo, de quienes piensan que con las cosas de comer sí se puede jugar.

Todos los que de alguna forma conocemos el mercado de las materias primas, hemos visto este proceso. Acumulación de manos grandes cuando la demanda es floja y colocación de ese mismo stock, comprado a precios bastante más bajos, cuando el consumo aprieta revalorizando la mercancía. No es de extrañar que la bolsa se haya llenado últimamente de especuladores de materias primas.

Chocamos con la siguiente cadena de este proceso de especulación salvaje. Para que lo anterior se cumpla, es necesario que el mercado de la distrubución alimentaria esté en pocas manos. Y así ocurre. Se calcula que el 75% de la distribución alimentaria está en no más de una decena de empresas y centrales de compra, que son quienes consiguen los beneficios más jugosos. No los comerciantes, que suelen aplicar unos márgenes comerciales razonables, ni mucho menos los agricultores. El 85% del precio pagamos por un producto, como mínimo, es debido a la cadena de distribución.

Las soluciones para evitar un encarecimiento abusivo de los precios de los alimentos tiene diversos enfoques, y abarca diferentes campos de actuación. Desde mejoras en los sistemas de cultivo hasta cambios en las políticas proteccionistas. Pero la prncipal medida a tomar debería ser aumentar la competencia, reducir el peso de los monopolios e introducir con todas sus consecuencias el libre mercado. El problema no es la población ni la escasez de recursos. No es necesario reeditar a Malthus.

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