Tuesday, May 20, 2008


Desde mi trinchera liberal: Grietas en el liderazgo en Endesa.

Dice un viejo proverbio que quien paga la factura, elige la música. En el tándem Acciona-Enel, los nuevos propietarios de Endesa, ocurre lo contrario. la italiana Enel, que posee el 67% de Endesa, tiene que ver cómo en la práctica es el presidente de Acciona, Entrecanales, quien con un 25% de Endesa , elige la música y lleva la batuta. Las tensiones generadas por esta cogestión son cada vez más fuertes y está sembrando de dudas el futuro de Endesa.

En realidad, es una situación insostenible en el tiempo, y está por ver que el matrimonio Acciona-Enel no se rompa antes de los tres años de gestión conjunta pactados. No es fácil, porque ENEL ha realizado una inversión potente en la compra de Endesa y no se puede permitir un fracaso inmediato. Aguantará en Endesa mientras pueda, a pesar de su enfado por la gestión personalista de Entrecanales, que ningunea a la empresa italiana en la toma de las decisiones estratégicas.


El matrimonio entre Acciona y Enel tenía un vicio de forma desde su origen, y para explicarlo hay que recurrir a la cronología. El gobierno de Zapatero quiso emplear el mismo barro del botijo de Tinell para moldear una operación política disfrazada de empresarial: la compra de Endesa a precio de ganga por parte de la catalana Gas Natural. Los nacionalistas tenían así su anhelada eléctrica, Zapatero su sillón estable y los accionistas de Endesa su cartera robada.

Pero el gobierno no contó con que con su decisión estaba abriendo una cacería en un coto sin vallado, y E.On se coló a por la pieza, dejando, además, sin pólvora a Gas Natural. Endesa tenía todas las papeletas de acabar en manos alemanas. Fue entonces cuando Zapatero, empezó calentar el mástil de la bandera y su falso discurso del patriotismo económico.

En la práctica, la letra de ese himno consistía en utilizar cualquier recurso, legal o no tanto, para parar los pies a E.On mientras que, por otro lado, los fontaneros de Moncloa buscaban una solución española. Las consecuencias fueron desastrosas, y provocaron una crisis mundial en la credibilidad de la seguridad jurídica de las inversiones extranjeras en España. Las portadas de los periódicos de economía más influyentes se cebaron especialmente con un nada fiable Zapatero, y su furibundo intervencionismo. Algo que en economía no suele perdonarse jamás.

A la llamada de los representantes del gobierno para formar un núcleo duro español en Endesa, sólo acudió Acciona. La fiabilidad de Zapatero no sólo estaba en entredicho fuera de nuestras fronteras,y la clase empresarial española empezó a desaparecer del mapa. Proliferaron las excusas, las vacaciones sobre la marcha, y los buzones de voz en los móviles. Todos lejos que viene Sebastián.

Pero Acciona no podía deglutir a Endesa sola, y desde el gobierno español se pensó en la italiana ENEL para pagar la factura. Ya lo decía Upton Sinclair: Con el dinero sucede lo mismo que con el papel higiénico; cuando se necesita, se necesita urgentemente.

El resultado de estas urgencias, alentadas por un Zapatero tan irresponsable como sectario, están hoy a la luz pública: Endesa es más débil, más pequeña, tiene problemas de gestión, ha estancado sus beneficios y ha perdido alguno de sus activos más rentables en Europa que ha vendido a E-On. Zapatero, nobel de economía ya.

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