Saturday, May 10, 2008
Desde mi trinchera liberal: Sucedió en el Pilar.
Como sé que este periódico es como un gran corazón en la entraña de la sociedad, voy a contarles una historia que me pasó el otro día en el Pilar. Mes de mayo, qué menos que una visita al Pilar de vez en cuando.
Había un gran movimiento en el Pilar el viernes pasado. Un desfile de sillas de ruedas circulaba por sus naves. Llevaban a enfermos de toda edad y condición. Iban a ver a la Virgen y estaban felices. Los que aún podían, sonreían. Pensé: aquí está el verdadero tesoro de Dios.
Un joven sacerdote, vestido de cura bajo su bata blanca, se multiplicaba acarreando a los enfermos, empujando sus sillas, organizando aquella pereginación. Voluntarios, jóvenes en su mayoría, le ayudaban. Súbeme a ver a la Virgen, gritaban algunos de los enfermos. Acércame...¿no ves que quiero estar junto a Ella? Y yo me imaginaba la mirada de Jesús cuando descolgaron la camilla del paralítico por el tejado, como narra aquella escena del Evangelio. ¿Es que no sabes que le necesito?.
Pronto vendrán los cuatro botarates de la progreesfera a decirnos que no marquemos la cruz en nuestra declaración de la renta destinada a sostener a la Iglesia Católica. Nos dirán que la destinemos a otros fines sociales. ¿Van ellos a empujar sus sillas? No. Ellos llaman fin social a abrir las puertas a su liquidación.
Para estos enfermos no hay ternura cinematográfica, ni portadas en los diarios, ni grandes titulares en los medios. El bien no suele generar polémica ni excesivo interés. No será para ellos ni los Goyas ni los Oscars. Prefieren premiar a quienes quieren dejar de sonreir y de vivir.
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