Monday, November 27, 2006

La Ley de Dependencia y autonomía personal. Ratoncitos en el desfiladero.
Deconfío por lo general de los políticos. Y cuanto más a la izquierda se sitúan, más desconfiado soy. A mí esta ley, por otra parte muy bien vendida por el gobierno, me parece que va a ser la antesala de la aplicación masiva de la Eutanasia.
Mejor es por si acaso andarse prevenidos y en guardia. La vida humana está cada vez más sujeta al arbitrio decisorio de quienes nos gobiernan. Esta ley, en apariencia no sólo inocua, sino beneficiosa, puede mostrar su verdadera cara y acabar desembocando en la práctica en la confección de listas de personas eliminables por los costes que conllevan. Sus vidas, ya no son rentables para el Estado, son una carga incómoda que es conveniente aligerar. Ya están amortizados. Bajo la falsa argumentación de una muerte compasiva, comenzarán las checas. Tiempo al tiempo. Si además la discrecionalidad en aplicar este ley recae en organismos públicos creados a tal efecto, o en organizaciones privadas obligadas via subvención a admitir consignas, el riesgo se multiplica. Actuemos con rapidez de reflejos. Los católicos tenemos que insmicuirnos constructivamente en el embrollo de esta ley. Sabemos por triste experiencia que si el PSOE legaliza la eutanasia, el PP en caso de gobernar no va a tener los arrestos de cambiarla. Posiblemente, no por mala intención, sino más bien por la escasa beligerancia de los católicos. Hoy es la Iglesia Católica el refugio más seguro para los más débiles. Desgraciadamente, ni los hospitales, ni los vientres de las madres, ni me temo que esta ley, van a preservar la vida de quienes son más débiles e idenfensos. Son carne de cañón y ahora los van a numerar en listas realizadas por comités técnicos. En el fondo, van a ser eso, números en una lista. La lista de Caldera. Ojalá me equivoque.

1 comment:

Neike said...

No se si dices serio lo de la "Ley de dependencia" y la eutanasia, me parece bastante disparatado. Esta ley busca precisamente todo lo contrario, atender a las personas que más lo necesitan para que tengan mejor calidad de vida.

La verdadera eutanasia es la que predican los medios más neoliberales, vamos que el Estado no te mata, pero deja que te mueras.