Thursday, June 26, 2008


Desde mi trinchera liberal: A vueltas con el mono.

País de monos. El Parlamento español ha sido el primero del mundo que claramente se hq adherido adhiere a los objetivos del Proyecto Gran Simio, defendiendo los tres derechos fundamentales básicos de los homínidos no humanos: "La vida, la libertad y no ser torturados no física ni psicológicamente."

Siempre me ha producido asombro esa facilidad de la izquierda en otorgar derechos a los macacos, las focas del ártico y las lechugas iceberg y negárselos a otros seres humanos. Si defendiesen a las personas con ese mismo empeño, entonces sí, el planeta sería mucho más habitable. Primero el hombre y luego lo demás. Lo entieden al revés.

Nos podemos preguntar por qué ese interés de la izquierda más radical en mantener iniciativas como el Proyecto Gran Simio, que tiene mucho que ver con la Teoría de la Evolución y la imagen, convertida ya en axioma antropológico, de un mono evolucionando hasta convertirse en un ser humano. La respuesta es sencilla, y podemos utilizar una frase rotunda del científico William Provine como explicación: el evolucionismo es la mayor máquina de ateísmo concebida por el hombre.


El mono como excusa. Del debate cientifico sobre el evolucionismo a la utilización ideológica del mismo ha habido una sutil línea que algunos han cruzado sin dudar. El resultado es que bastantes personas justifican su ateismo en base precisamente a la evolución. Pero aquí está el fraude de algunos científicos. El evolucionismo, en esta vertiente ideológica tiene mucho más de filosofía materialista que de base científica. Pertenece, y es su apoyo real, aunque no declarado, más al ámbito de la creencia que de la demostración experimental. Es una fe no transcendente.

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