Friday, July 06, 2007


Desde mi trinchera liberal: Bernat Soria, otro de la Soecta.


Rodriguez Zapatero parece dispuesto a instalar su gobierno en el radicalismo más sectario, conflictivo e inquietante. El nombramiento de Soria es una pésima noticia, sólo explicable desde el empeño personal de Zapatero de perpetuar la ley de investigación biomédica.


Es un nombramiento ideológico, que abrirá la via a la aniquilación experimental de miles de embriones. Los resultados terapéuticos de este tipo de investigación médica con embriones pertenecen, hoy por hoy, a la medicina ficción. Con todo, no es un debate de eficacia, sino de índole moral. No podemos matar para hipéticamente sanar, como dice Federico R de Rivera. Ni es eficaz ni es moral, y el premio de Soria es un sillón en el gobierno. Le encaja a la perfección.


Bernad Soria lleva años recibiendo suculentos cheques sólo por ir creando expectativas de curación en los hombres. Es un comercial de la ilusión. Ha creado un negocio en torno al embrión. En el año 2000, diversas instituciones e inversores le soltaron 200 millones de pesetas para financiar un proyecto que pretendía, ambiciosamente, la cura de la diabetes a partir de células embrionarias humanas. Diabéticos sigue habiendo, y los 200 millones supongo, liquidados. Y muchos embriones, también. Un atroz fracaso.


Cuando investigadores surcoreanos intentaron llevar cabo el experimento de clonación de embriones humanos, la mayoría de los científicos españoles mostraron sus reservas cuando no su abierto rechazo. En cambio, Bernat Soria, que entonces era el coordinador del programa de investigación sobre células madre de la Junta de Andalucía, saludó el proyecto con efusión. Se imaginaba una lluvia de euros en un mar revuelto. Y los euros llovieron, a pesar del fracaso.


Algún día, y si aún mantienen un mínimo de honradez intelectual, toda esta pléyade funesta de científicos, sus monaguillos mediáticos y sus mecenas poderosos y políticos nos tendrán que explicar por qué se premia con recursos muy abundantes la investigación con células embrionarias, fracasadas hasta ahora, y se posterga la investigación con células adultas, que sí está dando sus frutos, y no plantea objeciones morales. Sólo veo dos razones: el negocio que generan y el prejucio ideológico. Las mismas dos razones que han movido a Soria.


Los embriones tienen a su más temido depredador al acecho. España es hoy un país menos habitable. ¿Comprenden ahora por qué necesitan desde el gobierno colarnos la educación para la ciudadanía?




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