Sunday, July 01, 2007


Desde mi trinchera liberal: El accidente de Kubica.



Muchos vimos el espeluznante accidente que este joven piloto de fórmula 1 sufrió en Canada, y que milagrosamente, sólo se saldó con un esguince. Kubika siempre lleve en su casco escrito el nombre de Juan Pablo II, y este hecho ha dado pie a especular



Muchos han querido ver en la salvación del piloto una intervención divina, milagrosa propiciada por Juan Pablo II, al que Kubika profesa una gran admiración rezándole desde que era niño. La Iglesia no se ha pronunciado al respecto, por lo que de momento se impone la cautela.



Milagros ocurren a cada instante. No tenemos que especular. Que Dios haya moldeado el barro de Juan Pablo II hasta hacer de él el gran santo que fue, es ya un milagro, evidente y cercano. Y al alcande de todos. Asequible a cada uno de nosotros. Cada uno puede hacer de la prosa de su vida, endecasílabos de amor, como diría otro gran santo. No hay mayor milagro.

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