Desde mi trinchera liberal: Murió Polanco.

Jesús Polanco entró en la muerte con un divorcio reciente, un negocio en decadencia y unas declaraciones con olor a gasolina que helaron el corazón a muchos españoles. Acusó al Partido Popular de estar deseando volver a la guerra civil.

Polanco realizó estas declaraciones cuando ya la vida se le estaba escapando a chorros. Ni bajo esas circunstancias, hubo ocasión para la serenidad, para el sosiego. Prefirió la via del incendio. Su grupo mediático ha hecho de la confrontación entre españoles el combustible de su maquinaria, con dos dianas evidentes y primordiales: La derecha tradicional española y la Iglesia Católica.

La idea de apoyar un partido de derechas "moderno y laico" era una bandera desplegada al viento en las filas de Prisa. El guño a Gallardón. Saben perfectamente que en la división del Partido Popular está su victoria. Y hacia ella se enfilaron. Porque ni nos quieren laicos ni modernos. A ver si empezamos a aclararnos: en el argot socialista ser moderno es ser políticamente correcto y laico,anti-católico. Y ese puente no estábamos dispuestos a cruzarlo muchos votantes del Partido Popular, entre los que me incluyo. Por poner un ejemplo: en Madrid, con sonrisas politicamente correctas, se dan píldoras abortivas sin el consentimiento de sus padres a chicas que hasta hace poco jugaban con muñecas. ¿Y quieren hacer de esto la arquitectura de una nueva derecha? Sería nuestro suicidio. A Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César. Pero que nos dejen respirar en libertad.

Curiosamente, y me alegro por ello, Polanco fue enterrado cristianamente, con responso oficiado por un sacerdote católico. Yo no sé si por censura o por una equidistancia asquerosamente exquisita, todas las esquelas que publicaron en el País iban sin la Cruz. Algunas de esas mismas esquelas, sin embargo, sí aparecían con la Cruz en otros medios. Más allá de la anécdota,deseo que estuviera presente de algún modo en el último latido de Jesús Polanco. Por todos murió. Que Él se apiade.