Desde mi trinchera liberal: Zapatero va a Canarias.

Si algo es capaz de despertar a Zapatero de su habitual pereza es el cercano horizonte electoral. Ya sabemos que nuestro presidente prefiere sestear en Doñana que dar la cara ante las crisis más graves. Para esa labor ingrata tiene a la vicemomia.




Siete días tardó Zapatero en visitar Guadalajara tras el devastador incendio que asoló Guadalara, especialmente trágico por el coste en vidas humanas que supuso. Otros seis días se tomó nuestro presindente para visitar Galicia tras la ola de incendios que arrasó Galicia. Cinco días en acudir a la Terminal 4 tras el mortal atentado de ETA, esa ONG de hombres de paz a los que Zapatero quiere premiar con pensiones casi vitalicias a cargo del erario público. Con Zapatero ser terrorista es un buen negocio.


Pero estamos en periodo electoral, y Zapatero se ha sacudido la pereza. Ahora quiere salir en todas las fotos, y a Canarias se ha ido. No es que le importen los ciudadanos, que ha demostrado sobradamente que no, sino su voto. Cuando Zapatero llegó al poder muchos vimos en él un hombre de escasa preparación y experiencia y no muy inteligente. Rajoy, con esa mala uva que de vez en cuendo le ilumina, lo definió como bobo solmene, y es un epíteto que hubiera firmado el mismo Valle Inclán. Lo clavó Rajoy. Sin embargo, Sin embargo, Zapatero es, por encima de todo, un pragmático. Es pragmático en toda ocasión y por encima de cualquier principio. No tiene más ética que la de mantenerse en el sillón.