Desde mi trinchera liberal: Sexo, cervezas y películas de terror.

He leido en algún sitio el perfil que escribió Matti Saari, el estudiante de 22 años que asesinó a sangre fría a 10 estudiantes en un Instituto finlandés suicidándose después, en youtube. En este perfil, Saari se declara aficionado a la cerveza, el sexo, las armas y las películas de terror.

El establishment del buenismo, rousseauniano, tontiprogre, se apresurará a presentarnos al asesino como un psicópata, un sonado. O al menos como un individuo que sufrió un trastorno de personalidad. Pues no. Dicen los vecinos, era un chico normal, afable, no tenía problemas de relación. Era como todos los demás, tranquilo pero para nada aislado, ha declarado su vecina. No estamos ante un engendro psicológico. Estamos ante un chico normal y tranquilo aficionado a las cervezas, al sexo, las armas y las pelis gore. Y a las masacres.

Algo similar se puede decir del otro asesino que mató a ocho personas en otro colegio finlandés, esta vez en Tusula. Eric, de 18 años, se definía como: "un existencialista cínico, humanista antihumano, socialdarwinista antisocial, idealista realista y ateo endiosado". Ni rastro de locura.

El gran problema es el nihilismo, que es realmente donde una parte de las élites intelectuales y politicas quieren situar a los jóvenes. ¿Cómo va a exigir la sociedad respeto, calor humano o sensibilidad cuando al mismo tiempo esa misma sociedad aniquila sistemáticamente y sin piedad a millones de niños en el vientre materno? ¿Por qué escandalizarnos cuando ocurren estas cosas, si es la semilla amarga que estamos sembrando? Simplemente recogemos lo que sembramos, y son plantas que acabarán por devorarnos a nosotros y a nuestros hijos. No están locos, sino amargados, frustrados e incapaces de sentir algo en sus corazones. Y nos vendrán a paletadas. La violencia es hija del demonio y hoy en día es padrastro de demasiados.