Desde mi trinchera liberal: Día del Orgullo Pederasta.

Diferentes personas e instituciones denunciaron recientemente la existencia de varias webs en las que se instaba a celebrar el día del orgullo pederasta. Hace escasos meses, el portavoz de un colectivo gay defendió públicamente las relaciones sexuales con menores.

Imagino que la maquinaria ya se ha puesto en marcha, y el resultado es predecible. Asistiremos a la legalización de las prácticas pedófilas. Al fin y al cabo, si la sociedad, o al menos una parte de ella, tiene estómago suficiente para ver las fotografías de bebés asesinados en un aborto, y aceptarlo sin inmutarse bajo un disfraz de avance social, acabarán viendo como derecho irrenunciable el hecho de que un cincuentón camine de la mano de su novia o novio escolar. Es un plato de más fácil digestión que los fetos ensagrentados. Cuestión de tiempo.

La película será similar a otras aberraciones. Se nos hablará de relaciones consentidas, en las que primará el cariño y la ternura con el menor. Un famosete saldrá del armario de la pederastia para decirnos lo felices que son los menores compartiendo su cama. Luego vendrá la típica serie de ficción que describirá el mundo feliz de un pederasta con su victima. Serán los más simpáticos y los más felices del lugar, naturalmente. Y a usted le presentarán como a un retrógrado cavernícola empeñado en encerrar a los pobres pederastas en una sórdida mazmorra de infelicidad y sueños por realizar.

Ya sabemos la colección de epítetos que nos aguardan: rancios, intolerantes,liberticidas, homófobos y demás cacareo mecánico de la orgullosa progresia y los silbidos distríados de la gazmoña derecha acomplejada. Insisto, cuestión de tiempo.