Monday, November 03, 2008
Desde mi trinchera liberal: Ni un euro sin transparencia.
Aunque mi opinión, ya expresada en diferentes ocasiones, es que con transparencia, tampoco. Ni un euro de dinero público debería entregarse a los bancos. Pero dado que nos enfrentamos ya a una política de hechos consumados, al menos, que el dinero, insisto, público, no se reciba desde el anonimato. Tenemos pleno derecho a saber dónde va nuestro dinero. Al menos, que se retraten.
Si no sabemos a quién, es imposible que sepamos cuánto y para qué. Este oscurantismo no hace más que abundar en la tesis de que el famoso plan de rescate ideado por Zapatero, garabateado en dos folios y rubricado por una oposición en permanente fuera de juego, es en realidad un cheque en blanco para bancos y cajas. Don Mariano, si el viaje al centro significa esto, no cuente conmigo para la siguiente vuelta.
En cualquier pais con algo de cultura viva, con algo de dignidad y genio, hoy en día habría una aluvión de quejas formales en toda esta rehathila de bancos enmascarados que se disponen a recibir el dinero del contribuyente. Porque a usted, querido lector, bien que le pide a usted el banco transparencia total a la hora de concederle un crédito. Todo documento, aval, fondo pignorado, nómina o domiciliación de recibos les parece poco. Si puediesen les colocarían una webcam para vigilar más de cerca sus movimientos. Y no se le ocurra dejar de pagar un recibo, que inmediatamente pasa usted a la lista de morosos, al RAI que circula de entidad en entidad y que lleva su foto. Precaución, moroso suelto.
Decía no sé quién que si debes 10.000 euros al banco, tienes un serio problema. Pero que si debes 100 millones, el problema no es tuyo, es del banco. Zapatero ha encontrado la fórmula mágica de que el problema siga siendo de los ciudadanos y los bancos, a poner el cazo. Y eso que aún siguen presumiendo de beneficios. Viva el socialismo.
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