Desde mi trinchera liberal: A las puertas del cementerio.

Las dos cuartillas que ocupa el llamado plan de rescate de Zapatero, empiezan por cumplir los peores presagios. En tan breve esquema queda rubricada la mayor ayuda jamás acometida por este socialismo de tortilla de patata a los bancos nacionales con cargo al contribuyente.

Empezamos bien. El objetivo del Fondo de Adquisición de Activos Financieros (FAAF), (PLAFF) , era, ya lo saben, otorgar liquidez a los bancos y cajas para que éstas a su vez pusiesen el dinero en circulación con destino a empresas y particulares. Esa era la tesis inicial, y ya de por sí suficientemente grave, porque se trata de que el gobierno ponga dinero del ciudadano en la cuenta de los bancos para que éstos a su vez le devuelvan el dinero al ciudadano que encima paga un interés. Esta es la foto a la que también se sumó Rajoy. Conviene recordarlo.

Pero es que es mentira. No hay vinculación alguna entre compra de activos bancarios en subasta y concesión de créditos a empresas y particulares. Es un cheque en blanco a los bancos para tapar los agujeros negros del sistema financiero más sólido del mundo. Zapatero dicho y hecho.

El sistema español financiero está petado, abierto en canal, y los bancos están retrasando via refinanciaciones el agónico tramo final. Refinanciando dilatan en el tiempo y de momento evitan provisiones y salvan el balance. El problema es que no hay salida: Las cuatro grandes constructores españolas, (Sacyr, ACS, Acciona y Ferrovial), tienen una deuda que sobrepasa los 18.000 millones, casi 3 billones de las antiguas pesetas, per capita. Y ¿con quién tienen esa deuda? Con los bancos, naturalmente. ¿Algo a lo que agarrarse? Nada.

La única solución a esto serían varias noches de sótano y nicotina en que un grupo de expertos independientes- imposible en España-, fuesen balance por balance de cada institución financiera española marcando con una cruz, como a los heridos en el frente de los hospitales de campaña, quien puede salvarse y quién está deshauciado. Es tan trágico, y tan necesario, como eso. Emplearse a fondo en salvar al que tiene posibilidades y dejar morir al condenado. Lo contrario va a ser una hipoteca inasumible en el futuro.