Desde mi trinchera liberal: Libranos de las Autonomías.

Que quieren que les diga. Alguna vez tendremos que liberarnos de ese circo de enanitos y butacas polvorientas en que hemos convertido España, unidad de miniunidades de destino en lo pecunial. Yo empiezo a estar cansado de pagar la silicona y los trapos caros de 19 rutilantes nacioncitas.

Me produce hastío ver cómo tras la ronda de consultas de los presidentes autonómicos con nuestro Presidente, todos salían satisfechos del encuentro, felices de haber estirado el chicle de la caja elástica hasta que reviente. Más cazo, más deuda. Otra forma de reinventar la burbuja, hasta que vuelva a estallar. Silencios comprados a golpe de manteca. Futuro muy incierto para quien tenga que pagar los cristales rotos de esta juerga.

Está claro que en España hay que pertenecer al elitismo de la política o del gran capital para sobrevivir. Si los ayuntamientos sufren de liquidez, no hay problema. Aluvión de euros a costa del contribuyente. Eso sí, luego los ayuntamientos pagan a sus proveedores cuando quieren, que este juego rara vez es justo. Si es la banca la que tiene problemas, diseñamos un plan de rescate, anónimo y de aplicación inmediata. Naturalmente, soportado por el costillar del españolito medio. La excusa de la inyección: facilitar créditos a PYMES y particulares. Otra milonga. ¿Por dónde está circulando el dinero? Pues por las tuberías del enjuague. Algo tendría que decir Mariano Rajoy al respecto.

Un informe de Credit Suiss sitúa a España como el pais menos capacitado para capear una coyuntura como la que actualmente está afectando a las economías mundiales. Somos el farolillo rojo en cuanto a flexibilidad empresarial. No hay más cera que la que arde, y la única solución en un entorno de caídas de beneficios es recortar los gastos. Porque de lo contrario, y espero que no, lo que arderá es la paz social de los españoles, y su merecido bienestar. Tijeretazo a la ruta de las gastronomías. Empecemos por ahí.