Friday, January 16, 2009


Desde mi trinchera liberal: Los mismos lobos.

He leido en un viejo libro de espiritualidad, escrito por un jesuita de los buenos, una inquietante cita sobre los masones. La transcribo a continuación: "En un congreso masónico celebrado en Trouville, Francia, a comienzos del Siglo XX, se decía: La Iglesia no podrá ser destruida sino por la escuela sin Dios...Por todos los medios posibles tenemos que llevar nuestra acción a los centros oficiales de enseñanza. Dejemos a los católicos poner todo su empeño en hacer fundaciones particulares. Nosotros, tarde o temprano, acabaremos interveniendo en ellas.

Gasten ellos en obras, que al final controlaremos nosotros a través de los centros oficiales. Nosotros formemos maestros. Así, con un esfuerzo relativamente pequeño, consigueramos una penetración más extensa y eficaz".

No es de extrañar que un maricomasón como Peces Barba, que hizo carrera en las universidades del franquismo como católico oficial y hay quien dice que como lameculos del régimen, gravitando ahora en la órbita del zapaterismo, sea uno de los mayores abanderados de esa asignatura invasiva y sectaria llamada educación para la majadería. Es una estación más en la hoja de ruta que nos quieren imponer.

Las cartas están sobre la mesa. El el 20 de noviembre del año 2000, desde la página web de la Gran Logia Simbólica Española (GLSE-GOEU), se anunció que “a iniciativa de la Asociación Pi i Margall por una escuela laica se está preparando un encuentro sobre laicidad en Motril, en el verano de 2001 del que hemos recibido información (...). La laicidad es una idea que no ha sido todavía reflexionada a la luz de los múltiples cambios sociales y políticos habidos en el siglo XX y que necesita de un nuevo impulso intelectual y moral. Es por ello que los masones miramos con interés cualquier iniciativa en ese campo sin tener que identificarnos necesariamente como Gran Logia”.

Nada es casual. La guerra de los crucifijos, el desmantelamiento de los Belenes, las acomplejadas campañas de los ateos militantes que se publicitan en algunos autobuses, por cierto, muy bien engrasadas financieramente por los mismos ateos, a ver cuándo aprendemos los católicos a mover la pasta con ese garbo, y demás espuma de la ola laicista, que quiere sacar a Dios de nuestras calles y de nuestras gentes, convertir el cristianismo en una reliquia del pasado, o en un camelo para débiles mentales, y la religión, en una obsesión de mentes enfermizas y tenebrosas, donde la risa es pecado y las miradas no brillan, como si no entendieramos de amor, sino de leyes agobiantes, sólo nos permite una respuesta. Paso al frente y al ataque.

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