
Desde mi trinchera liberal: Gallardoneando
Hay que agradecer a Gallardón que siempre haga de su ambición política una gran bandera al viento, visible desde cualquier ángulo. Trompetea sus aspiraciones cuando es evidente que la sordina es más efectiva y políticamente rentable. Se pone a tiro. Rajoy le ha contestado con una frase que tiene más de adorno que de marcaje útil. "No es tiempo de que el alumno eliga carrera".
Encierra algo de desdén y fino ingenio esta pequeña cápsula, de académica cana, de reconvención al pupilo rebelde. Pero anda algo desfasado Don Mariano, y dudo además de su eficacia. Ruiz Gallardón es una de las vocaciones más procaces y declaradas que yo recuerdo, y la carrera la eligió hace bastantes años. Y a ella se va dedicando con digno encomio, y cálculo medido. Siempre está con el muelle a punto, pendiente de saltar a la mínima ocasión propicia. Se ha sabido ganar a gran parte de la izquierda y por entero a la derecha más pragmática, acomplejada y laica. La alimentada clandestinadamente por Polanco. El objetivo , Don Mariano, es ocupar su cátedra.
Hay que agradecer a Gallardón que siempre haga de su ambición política una gran bandera al viento, visible desde cualquier ángulo. Trompetea sus aspiraciones cuando es evidente que la sordina es más efectiva y políticamente rentable. Se pone a tiro. Rajoy le ha contestado con una frase que tiene más de adorno que de marcaje útil. "No es tiempo de que el alumno eliga carrera".
Encierra algo de desdén y fino ingenio esta pequeña cápsula, de académica cana, de reconvención al pupilo rebelde. Pero anda algo desfasado Don Mariano, y dudo además de su eficacia. Ruiz Gallardón es una de las vocaciones más procaces y declaradas que yo recuerdo, y la carrera la eligió hace bastantes años. Y a ella se va dedicando con digno encomio, y cálculo medido. Siempre está con el muelle a punto, pendiente de saltar a la mínima ocasión propicia. Se ha sabido ganar a gran parte de la izquierda y por entero a la derecha más pragmática, acomplejada y laica. La alimentada clandestinadamente por Polanco. El objetivo , Don Mariano, es ocupar su cátedra.
El Partido Popular está inmerso en un torrente de satisfacción y burbujeante euforia post-electoral. Viven un bullicio como de fiesta de graduación universitaria, lo que parece que va desatando lenguas y agitando frascos, a ver cómo suenan. Hemos ganado en votos al PSOE, dicen, y esto va a marcar la tendencia de las generales. Tienen la cabeza en forma de urna, y hacia allí bombea su corazón. Esta euforia es la expresión de un deseo, una atrofia de la realidad, más que un análisis reposado. Mucho más voluntarista que otra cosa, pervive refugiada en su maquillaje. Ganan votos pero pierden poder, tienen más agua pero menos campo que regar, al contrario que el PSOE. Pronto empezará a florecer el voto cautivo, pesebrero y subvencionado en estos nuevos jardines socialistas. Y esto no es una tendencia, sino un hecho consumado, inexorable en su aplicación.
Poco crédito tiene, por tanto, la euforia popular. Más vale que se les pase la resaca ya, y despierten de este sueño. Gallardón ya está en vela .