Wednesday, January 24, 2007
Desde mi trinchera liberal: Einstein Y Dios.
Cuentan la siguiente anécdota sobre Einstein: "En una ocasión,un periodista le preguntó por qué no llevaba siempre consigo un cuaderno para ir anotando las ideas que le surgiesen, y Einstein respondió, oh no es necesario,eso me ocurre tan rara vez"
Quizá ese fondo de humildad intelectual auténtica fue la que mantuvo viva para siempre la llama de la fe en Einstein. La humildad es una virtud que suele adornar a los verdaderos sabios. Einstein fue coherente con esa fe toda su vida. Ya en el ocaso de su existencia, afirmaba:
«La opinión, según la cual yo sería un ateo, se funda en un gran error. Quien lo deduce de mis teorías científicas, no las ha comprendido. No sólo me ha interpretado mal sino que me hace un mal servicio si él divulga informaciones erróneas a propósito de mi actitud para con la religión. Yo creo en un Dios personal y puedo decir, con plena conciencia, que: en mi vida, jamás me he suscrito a una concepción atea». Albert Einstein. (Deutsches Pfarrblatt, Bundes-Blatt der Deutschen Pfarrvereine,1959, 11).
Sin embargo, algunos se siguen aferrando a falsos argumentos para catalogar a Einstein como ateo, o cuando menos, agnóstico. El mismo Einstein los llegaba a llamar fanáticos ateos. Eran, son y serán irreductibles, siempre víctimas de sus ciegos prejuicios. Como dice André Maurois, "Al demostrar a los fanáticos que se equivocan, no hay que olvidar que se quieren equivocar". Cuánta sabiduría encierra esta pequeña cápsula.
Esa misma honradez intelectual fue la que llevó a Einstein a halagar la actitud de la Iglesia católica-y también protestante-durante el nacismo:
"Para Einstein, la libertad es el mayor bien de los humanos. En nuestra conversación se apasionó al hablar de que Alemania, durante la época de Hitler, había renunciado incluso a la libertad científica, y con ello se había prostituido frente al Poder. A propósito de esto dijo algo que me caló hondo en la memoria: 'Siempre esperé que las Universidades alemanas emprendieran la lucha por la libertad. Pero me equivoqué. Sin embargo - continuó diciendo - aun cuando las Universidades no hicieran nada, por lo menos las iglesias lucharon por la libertad, tanto la Iglesia católica como la protestante. Como judío quiero reconocerlo. Y esa lucha no debe olvidarse nunca'. " (Carl Seegil, biógrafo de Einstein).
Desde su profundo conocimiento de la realidad de las cosas, Einstein solía decir que Dios era juguetón pero no malicioso. Algo así como un padre que va escondiendo sorpresas para que sus hijos las vayan descubriendo. Así veía la vocación de los científicos. Por eso también decía que cuando la respuesta era simple, era Dios mismo contestando. Einstein sentía profundísimo respeto y admiración por esa Inteligencia superior, con la cual, sin embargo, era factible comunicarse de algún modo. El Señor del universo se dejaba, por así decir, pillar de vez en cuando. En Einstein la ciencia tenía un alto porcentaje de mística. Cito textualmente:
"Quiero conocer cómo Dios ha creado el mundo. No estoy interesado en tal o cual fenómeno, en el espectro de ese o aquel elemento. Quiero conocer Sus pensamientos. El resto son detallitos".
Espero que Dios le haya llevado al maravilloso viaje del origen de la creación, con sus pelos despeinados, su aire de profesor despistado, y su eterna pipa colgada de sus labios. Al fin y al cabo, Dios es juguetón.
Fernando Inigo
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