Monday, January 22, 2007


El semáforo literario: Ciencia viva, de Jesús Mosterín
Semáforo rojo: Jesús Mosterín juega en este endeble libro a científico y teólogo, sin ser ninguna de las dos cosas. Es un filósofo metido en jardín ajeno. El libro resulta incosistente, y en ocasiones, puro disparate. Veamos algunos de ellos.
En uno de los capítulos, el filósofo Mosterín se dedica a hablar de la clonación, de la cual es un ferviente entusiasta. Lo primero que hace es saludar efusivamente a la oveja Dolly, muy famosa cuando se publicó este libro, allá por el año 2001. Mosterín se congratula de la buena salud de que gozaba la ovejita en ese momento, demostrando el mismo don de profecía que zapatero con el proceso de paz.

Al poco tiempo, la ovejita Dolly empezó a envejecer prematuramente de forma inexplicable, sufrió artritis, y falleció por una infección pulmonar. Adios mitos. Cita Mosterín algunas objeciones que se pueden hacer a la clonación humana, que en defintiva es lo que se buscaba al clonar mamíferos. De forma incomprensible, no cita la que es la principal objeción moral que se hace a la clonación: la investigación con embriones humanos es despojarles de sus derechos de personas y tratarlos como desecho de laboratorio.

Es destruir vidas humanas . De esta objeción, no dice nada. Le debe parecer baladí, a pesar de ser un debate social de primer orden. Sí cita en cambio tres objeciones a la clonación humana, digamos, de otra índole. La primera objeción es que podría darse un cambio en la conducta sexual de las personas, y se pasase de la reproducción sexual humana a una reproducción exclusivamente por clonación. No se rían que lo dice en serio. Reconozco que jamás había oído semejante objeción, pero me deja perplejo. Puedo entender, y me parece respetabílisimo que una persona se haga célibe por el Reino de Dios, y para eso les da su Gracia.
Pero lo de hacerse célibe por el reino de la clonación me parece un debate que sólo existe en la mente de nuestro filósofo. La segunda objeción compite con la anterior en "originalidad". Hay que aclarar que para Mosterín, más que de objeciones, estamos hablando de espantajos alarmistas.
El segundo espantajo alarmista pues es el siguiente, textualmente cito: "la posibilidad de que en el futuro a alguien se le ocurra hacerse un clon de sí mismo como esclavo o cantera de órganos sin rechazo". Es decir, que usted se clone a sí mismo para convertirse a sí mismo en esclavo de usted mismo.O guardar a su otro yo en la nevera, junto los tomates, la nocilla y el chorizo pamplona para ir cogiendole el órgano que necesite. No me digan que no tiene enjundia. Pero tranquilos, esto no pasará. Según Mosterín, las leyes protegerán a su clon. Vuelvo a citar textualmente: "Se olvida que el ser humano obtenido por clonación tendría los mismos derechos legales que asisten a cualquier ciudadano.
Si alguien (aunque fuese su "padre"), le arrancase los órganos contra su voluntad, acabaría enseguida en la cárcel. Ya saben, el caso de Jesús Mosterín contra Jesús Mosterín Clon.
Vamos con el tercer espantajo alarmista. Mejor volver a citar con Mosterín con sus propias palabras: "Otro presunto peligro consistiría en que un dictador loco a lo Hitler se dedicase a clonarse a sí mismo. Se olvida que un dictador quiere acaparar él mismo todo el poder, y no está claro su interés en crear su propia concurrencia. En cualquier caso, un dictador loco siempre es peligroso (inciso mío, gracias por la aclaración), con clonación o sin ella (inciso mío otra vez, ¿pero no hemos quedado que un dictador no se iba a clonar a sí mismo?. ). El Hitler histórico (inciso, ¿hay otro que no sea histórico, gaseoso por ejemplo?), no necesitó de tecnología más avanzada que la de los hornos de gas (Inciso..una cosa son las cámaras de gas, y otra los hornos crematorios) para producir el holocausto de los judíos. El peligroso era Hitler, no el gas (Bien, ya iba a denunciar a Repsol).
Si a estas alturas no están deslumbrados por semejantes argumentos, les amenazo con volver a una segunda parte lo antes posible.
Tan aplastante lógica se merece el siguiente epigrama que le dedicó Bretón a un médico llamado Mata: Vive en esta vecindad/cierto médico poeta /que al pie de cada receta /pone Mata, y es verdad.
Fernando Inigo. fer.inigo@gmail.com

3 comments:

Anonymous said...

La muerte de la oveja Dolly no tiene nada de especial: vivió unos seis años y murió de una retrovirus habitual en las ovejas, especialmente las que viven en laboratorios (como Dolly). No envejeció prematuramente y la artritis que padeció es habitual en las ovejas.

Otras ovejas no clonadas de la misma granja murieron de enfermedades similares.

No se pudo relacionar su enfermedad con que fuera una oveja clonada.

Por cierto, Dolly murió en el 2003. El libro es del 2001: no creo que puedas decir "Al poco tiempo".

Creo que tu también has cometido el error de Mosterín de entrar en el jardín ajeno: no dudo de tu capacidad para hacer juicios morales, pero veo que no tienes la misma capacidad para hacer juicios científicos.

finig said...

Hasta aquí el comentario. Vamos con las puntualizaciones:


Ya en 1999, es decir, dos años antes de que el filósofo Moesterín lanzase su librito, la revista NATURE, publicó un estudio demostrando que la ovejita dolly sufría envejecimiento prematuro, debido a que había nacido con anomalías cromosomáticas. Es decir, y por traducirlo un poco, la edad de sus cromosomas no era de 3, sino de 9 años-La ovejita Dolly nació en 1996 en el Instituto escocés Roslin, pero su nacimiento fue ocultado hasta 1997-. La razón de este ocultamiento parece hoy clara. Dolly nació tras 288 intentos fallidos. Normal que cuando nació, prefiriesen esperar un poco a ver cómo funcionaba el invento. Y funcionó mal, fatal. Es lo que pasa cuando los hombres jugamos a ser dioses, que la jodemos en estéreo.


Ya queda dicho que en 1999 la revista NATURE alertó de un envejecimiento prematuro de la ovejita, que por aquel entonces contaba con 3 añitos. En enero del 2002, es decir, al poco de publicar Mosterín su libro, el "padre" de la ovejita Dolly, el profesor Ian Wilmut, del citado Instituto Roslin, afirmó que Dolly sufría de artrosis prematura a sus cinco años, lo que permitía sospechar que habría problemas. Y claro, los hubo, y de consecuencias fatales, sobre todo para la ovejita, que la palmó. La sacrificaron en el 2003. La causa de este sacrificio fue una infección pulmonar progresiva incurable, algo que, como dice el profesor Harry Griffith, también del Instituto Roslin, suele afectar a ovejas mucho mayores (las ovejas viven normalmente hasta los 12 años).


Huelga decir que las razones de todas estas anomalías en la oveja Dolly fueron achacadas desde el principio por casi todos los científicos a problemas surgidos en el proceso de clonación. Sin duda, grande fue el impacto y la decepción en los doctores Griffith y Wilmut, quienes, visto lo visto, se oponen tajantamente a la clonación humana. Cito textualmente:


"En diciembre pasado, el Instituto Roslin lanzó una advertencia sobre los peligros del clonaje humano. "Me parece claramente condenable", había comentado el doctor Griffin en ese momento.
"Todos los grupos que han trabajado en el clonaje de animales (vacas, ovejas, cerdos, ratones o cabras) han registrado un índice muy elevado de abortos naturales, de mortalidad pos-natal y de otros inconvenientes con los clones en el curso de su vida". Por su parte el profesor Ian Wilmut agregó no creer que "los argumentos contra el clonaje humano necesiten ser reforzados".El endiosamiento humano, además de estúpido, es catastrófico. Termino con una cita de Einstein: "La suerte de la humanidad, en general, será la que se merezca". Ni más ni menos.

anonimo said...

Supongo que leiste por encima el articulo de Nature, porque no decía que la oveja sufriera de envejecimiento prematuro.

El articulo decía que los telómeros erán más cortos de lo esperado para una oveja de su edad, por lo que sugería que la oveja era mayor genéticamente que lo esperado. Fisicamente era indistinguible de una oveja de su edad: tamaño, organos, enfermedades... todo como una oveja no clonada.

Sólo era vieja en los telómeros.

Y por cierto, la menor longitud de sus telómeros era esperada: Dolly era un clon de una oveja que tenía seis años.

No existen pruebas concluyentes que los telómeros más cortos provocaran ninguna enfermedad. Es más, su retrovirus es una enfermedad habitual entre ovejas en entornos como Dolly y no tiene relación con la longitud de los telómeros.

No hay Frankestein, ni casos de quiméras griegas en el caso de Dolly. Tampoco lo ha habido en clonaciones posteriores.

Puedes hacer críticas desde el punto de vista moral, pero no desde el punto de vista científico: Dolly fue un éxito.