Desde mi trinchera liberal: Simone de Beauvoir.

Decía Blaise Pascal: Sólo conozco dos tipos de personas razonables: las que aman a Dios de todo corazón porque le conocen, y las que le buscan de todo corazón porque no le conocen. Sin embargo, hoy en día, son muchos los intentos de borrar a Dios.

Existe una corriente antropológica, tan ilusa como irreal, para la cual la ausencia de Dios beneficia al hombre en cuanto que le otorga una libertad más responsable. En palabras de Simone de Beauvoir:

"Lejos de que la ausencia de dios autorice toda licencia, al contrario, el que el hombre está abandonado sobre la tierra es la razón de que sus actos sean compromisos definitivos.
" La historia, eficaz maestra, nos demuestra que el hombre, en ausencia de Dios, acaba despeñándose en ideologí­as atroces y sanguinarias. Que un hombre sin cortapisas, sin valores morales absolutos, lejos de ser más libre, es cada vez más esclavo de sus instintos, no importa lo bajos que sean. En todo caso, sí­ que Simone de Beauvoir se permitió en su vida bastantes licencias: fueron constantes sus relaciones sexuales con otras mujeres, algunas de ellas jovencí­smas discí­pulas, mientras duró su relación con Sartre. En cuestiones de devaneos, Sartre tampoco se quedaba atrás. Más de una vez se dio el caso, en esta licenciosa pareja, de intentar seducir uno de ellos al amante del otro.

Otro ejemplo: No dudó Simone de Beauvoir en mentir cuando le interesaba para sus fines. En su afán de legalizar el aborto, firmó el manifiesto de las 343 en 1971, en el que una serie de mujeres famosas declaraban haber abortado. La mayorí­a de las que firmaron el manifiesto, mintieron conscientemente. Simone de Beauvoir fue una de las que mintió. Tampoco tuvo reparos en colaborar con Radio Parí­s, una radio pro-nazi. Borran a Dios porque les conviene.