Desde mi trinchera liberal: Un curica despistado

Que aunque gracias a Dios, pocos, haberlos, haylos. El ex párroco de Entrevías, Enrique de Castro, es uno de ellos. Rouco lo ha tenido que poner en su sitio, en un gesto tan valiente como necesario. Es el encargado de velar por la ortodoxia.

Y personalmente, sólo me queda feliciltarle por su buen criterio. A Enrique de Castro le conocían como el cura rojo, lo que ya nos da una idea de por dónde van los tiros y los desatinos. Los hay que quieren reducir el cristianismo a una fuerza de revolución social. Como si Nuestro Señor hubiese sido un guerrillero o un trabucaire. Aún no han captado ni el mensaje de amor fraterno ni el verdadero alcance de un reino que no es de este mundo. Por eso, desfiguran su Santo Rostro.

El gesto de Rouco, insisto, ha sido tan valiente como necesario. Valiente, porque Enrique de Castro era como un icono para la izquierda española. Nada saborean con más fruición los enemigos de la Iglesia que una manzana podrida en su propio seno. Son sus verdaderos tontos útiles.

Estaba pues cantado que los medios de comunicación "progres" iban a reaccionar creando un mártir ante la decisión de Rouco de quitarle la parroquia. Y así lo hicieron. En el fondo, lo que saben es que han perdido un magnífico aliado (consciente o no, es lo de menos) en su intento de aniquilar la verdadera Iglesia. Por eso, golpean con toda la saña de que son capaces. Tanto mayor es la saña cuanto mayor es el tumor extirpado.

Este ex párroco, entre otras lindezas, permitía fumar en la Iglesia, durante la Santa Misa, me refiero, y había entregado las llaves del templo a sus parroaquianos. Había convertido su parroquia en el bar de la esquina. De seguir así, habría servido cortados y churros en vez de administrar la Sagrada Comunión. Perdónenme si esto les parece ofensivo. Es por destacar la necesaria decisión de Rouco.

Estas son algunas de las perlas del ex-párroco, tomadas de una entrevista en el Mundo en 1999. Empezó la entrevista así: "no me presentes como a Teresa de Calcuta. No hay cosa que más me joda."

Otra perla, sacada de la misma entrevista:

el Dios de Jesús se hace ateo, niega a Dios y afirma al hombre insuflándole el aliento, el ánimo, su espíritu para que pierda el miedo a quienes pueden matar el cuerpo, pero no destruir la vida humana. Por eso no creo en la religión, sólo en la utopía puntual».

Como se puede comprobar, este sacerdote tenía clara su vocación. Ha inventado una nueva teología: la de el Dios de Jesús que se hace ateo. Un cura que no cree en la religión. Como para pedirle que nos expilique los Sacramentos.

De Castro comenzó sus actividades pastorales de la mano de otro famoso sacerdote, el Padre Llanos, un fogoso falangista que se fue enrojeciendo paulatinamente. Al final, en vez de "el cara al sol" cantaba "la internacional", pero en todo caso, lo suyo era dar el cante. De tal maestro, tal alumno. Yo creo que no pueden con su complejos de juventud, algo bastante común entre los progres de nuevo cuño. Piensan que así lavan su pasado falangista, yendose al otro extremo. Son poco fiables. Y si son curas, nada.