Desde mi trinchera liberal: una manifestación de espectros
Fantasmagórica ha debido resultar la manifestación contra la guerra de Irak, y que los organizadores cifraron en 400.000 asistentes. No, no me sobra ningún cero. Es la cifra que amartillearon contra todo sentido común. ¿alguien se la ha creido?
En un principio se la creyó, de forma autocomplaciente, El País. Al poco de terninar este manifestación de fantasmas, el diario de Polanco destacó en su edición digital el éxito rotundi de la manifestación, dando por buena la cifra de asistencia dada de los organizadores: 400.000.
El dislate, el error de cálculo en tan fantasmagórica cifra afectó a el País, que a los pocos minutos reaccionó quitando la cifra de 400.000 de los titulares y relegando la noticia a una parte más discreta, menos visible de la edición digital. El País fue consciente del fracaso, y se esforzó por disimular lo que incialmente había sido un deseo sin cintrastar. En la edición de hoy, tan voluble diario ni siquiera se hace eco de la manifestación en su portada. El País no quiere apadrinar fracasos.
Mucho tuvo que ver en este cambio de enfoque de el País la publicación de los datos de asistencia que realizó "El manifestometro", que rebajó la quimérica cifra de los 400 mil a los 40 mil. Para haber asistido a la manifestación 400.000 personas, tendrían que haber ocupado 28 personas un metro cuadrado, y esa densidad media es imposible hasta para el País.
Como quiera que el País suele tomar como verosímiles las cifras que suele ofrecer el manifestómetro, se vieron en este caso obligados a evitar el encontronazo. Hubiese resultado un escándalo llamativo que en esta ocasión el País criticase al manifestometro, así que prefirió ocultar la verdadera información. Cuando no puedas manipular, ignora la noticia. Lema de el País de permamente aplicación. No es de extrañar que pierda lectores a chorro.
La manifestación fue en definitiva un gran fracaso, de escaso poder de convocatoria y con demasiados tics anacrónicos y antidemocráticos. Una manifestación de espectros. Se pidió la ilegalización del Partido Popular, la muerte cívica de millones de españoles. Abundaron banderas republicanas, comunistas. No se vieron banderas españolas. No la sienten como propia. Se vieron en cambio retratos de Lenin. Resulta una ironía ver a Zerolo manifestándose junto a retratos de Lenin. Sabemos por la historia que Lenin llenó los campos de concentración de homosexuales. Invertidos sexuales, les llamaba. Hasta hace no muchos años, el código penal de la Rusia comunista penaba con cinco años de prisión la homosexualidad. La persecución de la izquierda contra los homosexuales ha sido particularmente intensa y cruda. Aún así, la izquierda limita en su demagogia con su propia estupidez.
Como no podía ser de otro modo, a la manifestación acudió una nutrida representación de estómagos agradecidos. Se autodenominan artistas, pero necesitan de la subvención de todos los españoles para subsistir. Otros, como Almodovar, siempre están dispuestos a criticar el imperialismo norteamericano, pero se les hace el trasero pepsi-cola cuando ese maldito país les selecciona para optar por hacerse con las malditas estatuillas. Una cosa es la política y otra, el negocio. Algunos manifestantes, de paso, incluso protestaron contra la guerra de Afganistan. Ya se sabe que para Zapatero, lo de Afaganistan es misión de paz. Porque lo digo yo, y punto. A este hombre no le importa la paz, ni los muertos, ni los vivos. Está encerrado en su propia demagogia. Irak le daba votos, Afganistan se los quita. Sólo actúa por seguir atornillado a su sillón.
En definitiva, una manifestación de espectros. Pocos e hipócritas. Están perdiendo la calle. La vergüenza hace tiempo que la perdieron. Que aprendan de Navarra.
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