Desde mi trinchera liberal: Zapatero, el tonto kleenex
Nada ha cambiado en ETA y sus satélites: son chantajistas por definición. Han encontrado en Zapatero su cliente más bobo. Le vendrán días aciagos. Decía Publio Siro que "El carácter de cada hombre es el árbitro de su fortuna."
En ausencia de viento, hasta las veletas tienen caracter. Pero HB no da tregua. Se desata una tempestad cada que vez que Otegi o Barrena abren la boca. Son insaciables en sus chantajes. Zapatero, la veleta que ni tiene carácter, ni actitud, está a punto de saltar de su quicio cada vez que le hace girar descontroladamente el batasuno de turno. Ahora, una vez consumada la indignidad de mandar a De Juana a casa, Zapatero pensaría respirar un poco más tranquilo. Sabe que es una partida que al final perderá, pero es demasiado soberbio para reconocer sus error. Por el contrario, se obstina en ellos. No renuncia a su infantil sueño de nobel de la paz.
Pero su supuesta tranquilidad le ha durado horas. Vuelve Batasuna a agitar la veleta sin piedad. Los lobos siempre atacan a la oveja más débil. Le exigen a Zapatero que mande más presos de ETA a la calle. Primero los enfermos. Luego, todos los demás, desfile victorioso incluido, y, quién sabe, quizá hasta presidido por Zapatero. Y Navarra. Le avisan de que sin Navarra, no hay nada que hacer. No se han movido un ápice en sus chantajes. Siempre han sido los mismos. Pero han encontrado en Zapatero un tonto útil, un tonto kleenex de usar y tirar. Le ponen contra las cuerdas cada vez que abren la boca. Explotan impúdicamente su débil caracter, a fin de exprimirlo al máximo. Jamás lo han tenido tan fácil.
Hasta Felipe González, ha tenido que salir a defender a Zapatero. Qué mal tienen que ver las cosas en los cuarteles socialistas para volver a sacar al Cid muerto montado en su caballo. Con perdón de El Cid, claro está. Es un secreto en voz alta que Felipe González se echa las manos a la cabeza cada vez que le hablan de Zapatero en privado. Sin embargo, al defenderlo en público, Felipe González se ha convertido en cómplice de sus tropelías. Ni siquiera su carisma le va a permitir resistir la resaca de esta complicidad indigna.
Veremos bajo qué nuevo discurso vacío se parapeta nuestro presidente accidental. Veremos qué nueva cesión concede a los terroristas. No es que sea un presidente Kleenex. Es un presidente mendigando a ETA su supervivencia política. Su rehen.
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